miércoles, 16 de diciembre de 2009

La belleza que atrae poco tiene que ver con la belleza que enamora.


Algunas mujeres
están hechas para que las mires, no para que te enamores de ellas. Podríamos decir que es como un cuadro, un cuadro bonito, precioso, al cual puedes estar mirando durante horas y horas. Pero claro estas en el museo y el museo una vez que oscurece te vas porque en los museos no se duerme, porque tú no quieres despertar al lado de ese cuadro todos los días, no envejecer junto a ese cuadro, no quieres tener hijos con él, no quieres aguantar los momentos malos del cuadro, no quieres en definitiva vivir con el cuadro, porque un cuadro no enamora.

Al fin y al cabo la belleza que atrae poco tiene que ver con la belleza que enamora.

Dicen que el amor es aprender a callarse cosas que no van a arreglar nada, pero que si pueden hacer mucho daño, el amor es que, aunque uno piense blanco y el otro negro poder seguir juntos de la mano. Y un cuadro no te ofrece eso.

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