domingo, 30 de enero de 2011

el ser humano, digase la criatura más idiota de la faz de la tierra.

Nos pasamos la vida buscando con ansias la felicidad, sin ver que solo nosotros mismo somos el impedimento para llegar hasta ella.
Nos empeñamos en querer tener todo bajo control, llevar las riendas de todo lo que nos rodea, es nuestra inseguridad la que nos pone las piedras adecuadas en el camino para tropezar siempre con ellas.

Tenemos la felicidad en la palma de nuestras manos, pero tenemos miedo a ser felices. Tenemos miedo a que alguien nos ame, nos asusta amar a otro. Nos aterra la mera posibilidad de que ese alguien entre por la única grita que queda en nuestro corazón tan firmemente blindado, que entre y de un golpecito derribe toda tu fortaleza.

Somos inseguros por naturaleza, siempre creemos que el que está a nuestro lado te supera con creces en cualquier mínimo detalle, y que cualquiera lo preferiría antes que escogerte a ti.

Nos empeñamos en poner pruebas cada vez más difíciles a esa persona que nos acompaña en el camino, cuanto más nos importa más duras serán las pruebas a superar, exprimimos al otro hasta el límite en que decide irse de nuestro lado porque no puede seguir con esto. Y estamos tan ocupados poniendo muros de contención que nos perdemos las vistas que nos puede ofrecer la vida... y es toda una pena.
Es toda una pena que a pesar de darse uno cuenta de esto, sea incapaz de remediarlo.
Maldito complejo de inseguridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario