lunes, 14 de marzo de 2011


ESCUECE DEMASIADO PARA HABLAR DE ELLO.

Cuando se encoje el corazón, cuando me escuece demasiado como para hablar de ello incluso conmigo misma, solo puedo hacer dos cosas para no acabar vomitando. La primera, bailar, sí, eso hace que deje de pensar, bailo hasta la saciedad, hasta acabar dando tumbos por el suelo sin poder identificar ni un solo paso. Bailar me recuerda a cuando era feliz, cuando todo se solucionaba pasando horas frente a un espejo siguiendo una coreografía, bailar me calma, me trae buenos recuerdos, pues cuando miramos atrás cualquier tiempo pasado nos parece mejor.
La segunda, la música, tumbarme la cama y dejar que cualquier locutor de radio le ponga música a ese momento de mi vida, soy incapaz de elegir cualquier canción en ese momento, cualquiera me recordaría demasiado a ti.
Y así pasan las horas, hasta que me quedo dormida, por lo peor viene cuando me quedo a solas conmigo misma.
Podemos engañar al mundo, a todos y cada uno de los que nos rodean, pero a nosotros no, solo nosotros en nuestra miserable soledad vemos quien somo en realidad,y asustate cuando no te guste lo que ves, pues significa que algo no va bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario