Ni mis números, ni tus letras.

Hoy es uno de esos días en los que me satura todo lo que me rodea, solo quiero desconectar.

No puedo seguir dandole vueltas a la misma cosa. De todas formas no servirá de nada.

Quiero parderme en esa playa de la que tantas veces te he hablado, tumbarme en la arena y mojarme los pies hasta la rodilla con el agua fría, muy fría.

Dar un largo paseo por una orilla desierta, y dejar que el sol junto en el viento me ericen la piel.

Ver atardecer y ver como el sol saborea sus últimos minutos.

Aun recuerdo nuestro primer atardecer.

Y que me recuerdes lo mucho que te gustan las estrellas porque te recuerdan a las que decoran mi piel.

Y hacerme ver que cuando la ciudad me ahogue, tú me llevarás a esa playa otra vez, y me transmitirás esa paz que solo tú sabes darme.

Me harás ver cuando me pongo caprichosa y egoísta, que todo se soluciona y apenas hace falta alzar la voz para ello, que a hay veces que ni mis números, ni tus letras, pueden solucionar nada, que lo importante está en la piel.

Y simulé ese día que tanto necesito entre las 5 paredes de mi cuarto, y entonces lo único que me pregunte es donde estabas.